martes, mayo 26, 2009

A un Felino, Fidel

Tu lomo condesciende a la morosa
caricia de mi mano. Has admitido,
desde esa eternidad que ya es olvido,
el amor de la mano recelosa.
En otro tiempo estás. Eres el dueño
de un ámbito cerrado como un sueño.
Jorge Luis Borges











Si me preguntan con seguridad puedo decir que ayer fue el día más triste de mi vida, o la noche más triste.
Todavía podía sentirte en la noche acariciando mi cuerpo o mordiendo mis dedos procurando atención.
Tu rugido que era una caricia en el oido, un silbido que llamaba a una conspiración. Tal vez, persigues tu destino de dios egipcio y ahora nos vigilas más de cerca de los males que nos acosan.
Nos dejaste y yo no he dejado de llorarte ni un segundo, ni en mis sueños en los que rondas sigiloso. ¿Cómo puedo extrañarte tanto si nunca fuiste mio? Más bien creo que fuimos tuyos, todos fuimos tuyos.

martes, mayo 19, 2009

IMS

lunes, mayo 18, 2009

Minuto 26

Para Ana

Escucharte le dió un nuevo significado a la palabra extrañar. Estás tan lejos, millones de gotas de lluvia nos separan pero podemos tocarnos con una risa, como este acordeón que acaricia mis oidos susurrandome el aroma de un abrazo con ritmo de tango electrónico. Por momento vi tu rostro pero te vi, sentí como como si todos estos años se compactaran en 26 minutos. Dos corazones comparten la misma sangre, laten al mismo compas, tic tac, tic tac, un siglo de espera y la casualidad ocurre, tic tac, tic tac. El tiempo es ambición de angustia, pero no puede más que nuestras voces en la aurora de un presente que te enfría las venas y me calienta el alma. Sinfonía de unidad y reconocimiento de un tesoro que parecía tan perdido y hoy no termina de reencontrarse.

domingo, mayo 17, 2009

Entierro



Eras valiente en medio de esas cuatro paredes, como cuando me extrañabas por las noches al acostarte y no me extrañabas y encendías la luz y todo seguía igual que antes, como siempre había sido. Pero recordabas en cada pestañear nocturno los besos y los abrazos, los brazos, tus piernas rodeando mis caderas que te golpeaban como el mar golpea las escolleras y tus gemidos se escuchaban igual que las pequeñas notas de un piano desafinado.
Ahora no quieres la memoria de esos días que enterrados, y mi nombre se ha desgajado, mis artilugios se los llevó aquel domingo que me borraste de las hojas de tu diario. Mañana querrás hacer lo de ayer, pero lo de hoy no nunca, me recordarás al desconocerme y querrás que tu rompa el silencio oscuro pero no se repite.
Mientras tanto, queriendo abrir esa puerta, perdía mi tiempo constantemente. En mis ratos libres te evocaba, a veces también a la hora del café, con cada cucharada de azúcar; pero ya no te conocía. Hubiera querido por lo menos acariciar ese tatuaje nuevo en tu espalda baja, besarlo y perderme entre tus muslos de nuevo. Imposible, trataste tanto de olvidarme que un movimiento suicida lo lograste.
Justificarte en mis palabras fue la mejor arma contra mí, ahora ya no reconoces mi nombre ni mi rostro o respondes que te parezco familiar cuando ya ni a eso llego y sólo lo haces por limpiar tu conciencia y para evadir preguntas con respuestas que no tienen nada de agradable. Mejor la distancia.
Olvidar, palabra incómoda.
Tal vez es más fácil ser valiente en cuatro paredes.

miércoles, mayo 13, 2009

miércoles, mayo 06, 2009

Breves taciturnas


No era el momento para llegar, sólo cambinaba y cambiaba, cada paso le recordaba su paraiso y las estrellas apenas alcanzaban para contar la mitad de sus tristes días. Un día, un sol, y sus huellas desaparecían con cada invierno mientras su sombra era su peor enemigo, pero no le daba importancia. A veces su camino se bifurcaba tanto que los ríos se unían en el futuro, pero de eso nunca se había dado cuenta. Él, sólo sabía que no era el momento de llegar mientras usaba su único mapa que eran sus manos en posición marina.