Un segundo, un instante. Se aproxima de frente una camioneta gris a toda velocidad, una persona corre en la acera tras el vehículo. Confusión. ¿Qué pasa? La camioneta pasa junto a mí, antes de casi impactarse contra el auto de enfrente. Sigo de frente, llego a la esquina.
Un segundo, un instante. un hombre obeso tirado en el piso, a la mitad de la calle, brazos estirados, piertas extendidas. Un poco de sangre que apenas logro ver. La gente se amontona y yo pienso: ¿Qué puedo hacer?. Coches tras de mí impiden el retorno, sólo puedo seguir de frente y sé que cuando ya pueda volver, será demasiado tarde.
Un segundo, un instante.
Me detengo un momento, redusco la velocidad sin presión de los otros vehículos. El hombre no se mueve, del asfalto sobresale la figura del hombre con la playera levantada, la gente comienza a acercarse a él, me parece conocido, pero sé que no hay relación, es sólo mi mente jugandome una treta.
Una camioneta huye de su delito, un hombre yace en el piso, inmovil, una ciudad que persona injusticias al por mayor.
Un segundo, un instante: La vida no vale nada, no vale nada la vida.
jueves, noviembre 11, 2010
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