martes, agosto 16, 2011

A rush of blood to the head


de Gaby Guzman Garcia,


I

El día que te fuiste hubo una lluvia de estrellas
cayendo sobre tu pelo
y una nostalgia ala de cuervo se instaló en mis hombros.
No hubo palabras,
sólo ambos de pie frente al abismo entre nuestros labios.

Prometí olvidarme de todo,
siempre prometo olvidarme de todo,
y es que a veces olvido incluso
que el reloj rabioso de mi memoria
no tiene palabra.

Ya no me dueles,
igual que ya no me duelen todas las despedidas
de antes y después de ti.
Pero recuerdo. Aún.

II

A veces pienso que mi vida ha sido un constante decir adiós,
una búsqueda inconciente y obstinada de soledad y precipicios.
¿Qué es decir adiós sino una forma de volver a empezar?
Recorrer el mismo camino,
que siempre es distinto,
hasta estropear mis zapatos y mis pies,
hasta que en mi cuerpo se perciban las heridas
de tantas batallas perdidas contra el olvido.
Todo es mejor
que quedarse plácidamente inmóvil
y morir de nada como casi todos hacen,
morir de indiferencia.

III

El día que te fuiste hubo una lluvia de estrellas
y la dejé pasar sin pedir un solo deseo.

De pie frente al negro de cuervo entre nuestros labios,
con la nostalgia abismo sobre mis hombros,
rogaba porque de una maldita vez te largaras.

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