Tu lomo condesciende a la morosa
caricia de mi mano. Has admitido,
desde esa eternidad que ya es olvido,
el amor de la mano recelosa.
En otro tiempo estás. Eres el dueño
de un ámbito cerrado como un sueño.
Jorge Luis Borges
caricia de mi mano. Has admitido,
desde esa eternidad que ya es olvido,
el amor de la mano recelosa.
En otro tiempo estás. Eres el dueño
de un ámbito cerrado como un sueño.
Jorge Luis Borges
Si me preguntan con seguridad puedo decir que ayer fue el día más triste de mi vida, o la noche más triste.
Todavía podía sentirte en la noche acariciando mi cuerpo o mordiendo mis dedos procurando atención.
Tu rugido que era una caricia en el oido, un silbido que llamaba a una conspiración. Tal vez, persigues tu destino de dios egipcio y ahora nos vigilas más de cerca de los males que nos acosan.
Nos dejaste y yo no he dejado de llorarte ni un segundo, ni en mis sueños en los que rondas sigiloso. ¿Cómo puedo extrañarte tanto si nunca fuiste mio? Más bien creo que fuimos tuyos, todos fuimos tuyos.
Todavía podía sentirte en la noche acariciando mi cuerpo o mordiendo mis dedos procurando atención.
Tu rugido que era una caricia en el oido, un silbido que llamaba a una conspiración. Tal vez, persigues tu destino de dios egipcio y ahora nos vigilas más de cerca de los males que nos acosan.
Nos dejaste y yo no he dejado de llorarte ni un segundo, ni en mis sueños en los que rondas sigiloso. ¿Cómo puedo extrañarte tanto si nunca fuiste mio? Más bien creo que fuimos tuyos, todos fuimos tuyos.