miércoles, mayo 06, 2009

Breves taciturnas


No era el momento para llegar, sólo cambinaba y cambiaba, cada paso le recordaba su paraiso y las estrellas apenas alcanzaban para contar la mitad de sus tristes días. Un día, un sol, y sus huellas desaparecían con cada invierno mientras su sombra era su peor enemigo, pero no le daba importancia. A veces su camino se bifurcaba tanto que los ríos se unían en el futuro, pero de eso nunca se había dado cuenta. Él, sólo sabía que no era el momento de llegar mientras usaba su único mapa que eran sus manos en posición marina.

1 comentario:

°J°e°a°n° dijo...

Amo a Van Gogh, sólo con ver su obra! y su historia ni se diga, no me gusta por su historia, conocí primero su obra, lo que aporta.

Que noche tan estrellada! solo cuando sienta que mi aliento no dará un soplo más podre ver las estrellas como las vió él, por el momento únicamente las interpreto y experimento con ellas.

Saludos!