No es otra tonta película de cacahuates

En estos días en los que es difícil encontrar una buena película para ver, con una buena historia y una buena actuación, es aún más difícil encontrar una animación con tales características. Es, sin lugar a duda, imposible mencionar animación sin que esto nos remita, a nosotros los de mayor edad, pensar en animación sin dejar de imaginar a Bambi o a la Bella durmiente, otros de no tantos años en los bolsillos tal vez piensen inmediatamente en Shrek y las comedias animadas gringas.

Para muchos de nosotros resultaría casi imposible pensar en una animación dramática y en este momento recuerdo Pedro y el lobo coproducido por TV UNAM, que cuenta una historia diferente a la que tradicionalmente hemos conocido y que además pocos saben que estuvo nominada al Óscar como mejor animación. Tenemos también animación de acción, como Animatrix, que tomó datos que no estaban en las películas de Matrix para dar mayor profundidad a ciertos temas. Y otras como Persépolis, Jim y el Durazno gigante, Tron, y hasta recordar a Jack con su extraño mundo y a su director como un impulsor de la animación. Una que me parece por demás clásica es La planete sauvage que es una historia que, pese a que es de principios de la década de los 70, está aun tan vigente como el día de su estreno.

Esta semana llegaron a mis manos tres filmes que me gustaría abordar, uno me pareció una completa pérdida de tiempo, otro me pareció bastante rescatable y otro definitivamente excelente. Al que sólo mencionaré porque me parece absurdo hablar de él por la basura de film que es Resident Evil Degeneration.

Me pareció bastante rescatable Dead Space. que es un buen trabajo fílmico sacado del video juego. Aunque al principio uno no entiende qué es lo que pasa; esto tal vez es un grave error del director ya que la línea del tiempo en los primeros 20 minutos del filme es complicada, a ratos la historia va en exceso rápido y hace falta aclarar un poco para que el espectador pueda interpretar y no adivinar lo que sucede. En unos momentos nos remite a Alien, el octavo pasajero por su constante ambiente obviamente espacial y futurista. La historia de esta comienza con una exploración a un planeta en el que encuentran un artefacto, este es idolatrado por una religión que es una mezcla de cristianismo, pastafarismo y gnostisismo. Este contacto humano con un planeta que parecía despoblado da las facilidades para que una especie extraña encuentre en los humanos el alimento y la vida que necesitan. Poco a poco irán acabando con los tripulantes de la nave. Una buena película para distraerse y pasar un rato de suspenso que tiene mucho toque de este cine que es sangriento y violento: el gore.

Es realmente impresionante hablar de animación de terror. No es fácil poner a Mickey Mouse en el papel de Drácula: con colmillos y chupando la sangre a Daisy, incluso las brujas de Disney no dan miedo, sino que son simplemente una especie de mal pero en ningún momento ocasionan que se nos erice la piel. Pero requiere todavía más esfuerzo imaginar una película animada de terror en la que los personajes son cacahuates, sí, cacahuates reales a los que les pintaron su ropita y les dibujaron una cara y cabello.

Es por esto que Gritos en el pasillo, de origen español, es una cinta que impacta tanto. Su historia es por demás atractiva: un ilustrador de libros llega a un centro de caducados mentales (locos les decimos nosotros) con un sólo trabajo: pintar las paredes para que el lugar tenga un mejor ambiente. De antemano, trabaja en un lugar así es bastante estresante y pocos harían el trabajo. Nuestro personaje irá cambiando su carácter desde el principio de la película: al inicio es alguien pasivo y coherente, pero el ambiente que lo rodea le irá demostrando que esa actitud no le servirá de mucho en ese lugar: "aquí suceden cosas inexplicables y es mejor que no le busque explicación a algo que no la tiene"

Cuando miraba la película me pregunté: ¿por qué no hacer con personas reales?, después me di cuenta que en realidad era la única forma de hacerla, evitar censuras y escenas tan violentas, sangrientas y así mostrar bajo una especie de metáfora explícita una realidad que no puede ser descrita de otra forma.

Pese a ser animación con cacahuates la historia es veraz y no cae en lo absurdo, en un momento del final pareciera serlo, sin embargo, dentro del contexto son justificables las acciones y los personajes están bien desarrollados, las voces juegan un papel indispensable en el caracter de los personajes ante la austeridad de gestos y expresión corporal que pueda tener un cacahuate.

Una excelente película que no pueden perderse obviamente, con unos cacahuates a la mano.