El número que usted marcó...

xLen>es Googlec

Para Jordana Amarantha Vazquez

Lo encontré de frente y sólo me dijo: “Víctor no existe” pero yo sabía que Víctor era tan real como yo, cómo tú y como esta historia, pero él volvió a insistir cuando vio que mi cara expresaba confusión: —Víctor no existe, háblale a su teléfono celular y verás que no existe es sólo una ilusión en tu cabeza, no es real, prueba, habla a su celular— y entonces respondí con una sonrisa en el rostro: —¡Claro que existe!, ayer a penas hablé con él, en persona, tomamos un café y él como siempre no dejaba de hablar de películas y de otras estupideces, ja’ claro que existe— y volvió a iniciar la oración con la misma frase: —Víctor no existe, háblale y verás¬—

Su insistencia era bastante incómoda, yo tenía prisa, necesitaba llegar a la escuela, no recuerdo ya ni por qué razón, pero su insistencia hizo que mi necesidad por ridiculizar a las personas guiara a mi mano hacía mi teléfono.

—Te convencerás— dijo mientras buscaba el número de Víctor.

No encontré su número, pero encontré el número de teléfono de su casa, lo marqué y contestó, escuché el clásico “bueno” mientras pensaba en un pretexto para hacer plática: —¿Hola Víctor cómo estás?, oye, es que…— no encontré pretexto y me descaré—quería pedirte tu número de celular porque no lo tengo… —

Gracias al cielo que interrumpió diciendo: —a sí claro, te lo iba a dar ayer pero se me olvidó mi numero es 961 16 85 49 — y mientras memorizaba el teléfono argumenté: —Disculpa, tengo que colgarte porque estoy hablando de mi cel, luego te llamo— y justo antes de colgar Víctor dijo: —Yo también te estoy soñando, adiós— y colgó mientras yo ignoraba sus últimas palabras.

Mira, acabo de hablar con él, y nuevamente dijo: —Ahora háblale a su celular, Víctor no existe— Ya me estaba fastidiando pero sólo para saciar su duda le hablé y me contestó el clásico tono “El número que usted marcó no existe” lo volvía a intentar y obtuve siempre la misma respuesta.

Después de eso volvía a ver a Víctor un par de veces en el café de siempre, pero tras poco tiempo se ausentó por siempre.